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  • Foto del escritorNita Gutiérrez

Nuestro corazón late en el presente


Siendo honestos, creo que pocas personas podrían decir que no habría nada que mejorar en su manera de vivir, en su manera de relacionarse con las personas y con el mundo que los rodea. Sin embargo, algunas personas ven sus propias debilidades como algo que los distingue de los demás, algo así como su marca personal. Estas personas creen que “esa debilidad” es lo que les hace únicos y por tal razón creen que deben aceptarse a sí mismos como son: “Así soy yo, y nada ni nadie me va a cambiar”.


Pero, ¿no es esta una manera fácil de menospreciar y subestimar la posibilidad de mejorar su calidad de vida, y de esta manera, mejorar la calidad de vida de las personas que amas, las personas que están a tu alrededor?

El objetivo fundamental de la meditación es cultivar una profunda y auténtica simpatía por uno mismo y por los demás, pero también cultivar un deseo sincero de que las demás personas sean felices, y creo que en este punto algunos fallamos porque pensamos que la felicidad es un recurso limitado y por lo tanto si la otra persona es feliz, yo seré menos feliz.


¿Qué sucede en el cerebro cuando practicamos meditación?

¿Podemos aprender a gestionarnos mejor emocionalmente?

¿Podemos aprender a autorregularnos y así regular nuestras emociones difíciles de una manera óptima?

¿Cuál es el papel de la meditación para disminuir el sufrimiento y construir resiliencia?

¿Puede la meditación hacernos más atentos, altruistas, compasivos, serenos, más felices cuando al otro le va bien?


Las ciencias contemplativas y las terapias cognitivas, sobre todo aquellas que utilizan el Mindfulness se enfocan en cultivar las cualidades humanas básicas como la conciencia plena, el amor altruista, la compasión y la empatía.


Mathhieu Ricard en su libro “El arte de la meditación” comenta:

Con la practica de meditación, los meditadores pueden distinguir claramente entre estímulos placenteros y aversivos, tal como cualquier persona que no está distraída, pero que reaccionan de manera mucho menos emocional, al mismo tiempo que mantienen su capacidad de estar plenamente conscientes y no ser arrastrados por sus reacciones emocionales.

La practica de Mindfulness enfatiza la atención de los contenidos mentales como son los pensamientos, emociones, deseos… momento a momento, observando las experiencias sensoriales de forma curiosa y no evaluativa. Hay personas que andan tan “atentas” para tener la respuesta en la punta de la lengua y ser el/la primer@ en responder y así obtener el reconocimiento anhelado y alcanzar sus objetivos, pero:

¿Es la vida una carrera en la que andamos compitiendo todo el tiempo para ser el mejor o el primero?

¿Cuál es mi motivación para hacer lo que hago?


Creo que al final, lo que verdaderamente importa es la forma en que la persona cambia gradualmente. Si al pasar los meses y los años alguien se vuelve menos impaciente, menos irritable, menos quejoso, menos crítico, menos envidioso y menos atormentado por sus deseos y sus miedos, entonces el método que ha estado siguiendo es válido.


Una mini práctica de atención plena:


Tómese unos minutos para estabilizar su atención.

Tome una postura que comunique una sensación de atención y dignidad.

Manténgase firme por unos momentos en concentrarse en su respiración, anclando su atención en la respiración.

Tome nota de las sensaciones corporales, sentimientos y pensamientos, permitiéndoles ser como son, si la si la mente dispersa empieza a divagar – que es lo usual – al darse cuenta lleve una vez más con amabilidad la atención a su respiración. Cada sensación es una oportunidad de entrenar nuestra mente. Aún si la sensación fuera displacentera, es una oportunidad de enfocar la atención.

Inhale profundamente y exhale lentamente, con amabilidad


Lo recomendable es realizar esta mini-practica un par de veces al día y por 3 minutos para empezar.

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